Probadero (es)

SAPA contaba con un probadero de cañones, que se hallaba a kilómetro y medio de la fábrica nueva en un paraje junto a la carretera provincial en dirección a Malzaga. El terreno, de 3.428 metros cuadrados, se adquiere en enero de 1946 y se encarga el trabajo de construcción de las instalaciones a la empresa “Matínez Iturralde y Mendia, S.L. - Ingenieros y Construcciones”.

       En dicho terreno se construyeron las siguientes edificaciones que componían en su conjunto el probadero de cañones (11): el emplazamiento de cañones, que estaba constituido por dos muros de hormigón ciclópeo de 0,60 m. de espesor con una altura sobre el terreno de 4,25 metros y en su primera parte y en una longitud de 6,25 metros con una separación de 5 metros sin cubierta de ningún tipo; la segunda parte, o posterior, con una longitud de 9,75 metros de separación entre muros, era de 3,50 metros con la misma altura de la anterior con longitud de 9,75 metros. La primera parte en una longitud de 5,25 metros tenía una cubierta a dos aguas compuesta por madera y teja y, por la parte posterior, una losa de hormigón en longitud de 4,25 metros. El receptor de proyectiles, un edificio en forma de “U” que ocupaba una planta de 9,50 metros de largo por 7,50 metros de ancho, constituido por tres muros de mampostería con un grueso de 1,80 metros y cubierta de maderas cruzadas en varias capas; tenía también el correspondiente relleno de troncos y tierra para recibir proyectiles en lastre y efectuar el frenado de los mismos. El polvorín, que constaba de dos partes: una con planta de 3 por 3 metros y otra con planta de 2 por 2 metros con una altura de dos metros; sus paredes eran de hormigón ciclópeo de 0,50 metros de espesor y la cubierta era una losa de hormigón que en su centro tenía una parte elevada para seguridad en caso de explosión; tanto el edificio destinado a guardar la pólvora como el destinado a estopines estaban revestidos con madera y las puertas eran de madera forradas con chapa; todo el conjunto estaba cercado por cuatro muros de hormigón ciclópeo, constituyendo un foso que rodeaba el polvorín, con una anchura de 2,50 metros. El edificio de preparación de cargas era una pequeña dependencia que se hallaba en la parte posterior del foso del polvorín; ocupaba una planta de 6 por 3,75 metros, constituido por muros de mampostería de 0,80 de espesor con una altura de 2 metros, siendo la cubierta de madera y teja a dos aguas, las ventanas eran de madera con contraventanas metálicas. La oficina de cálculos se hallaba en la parte posterior del emplazamiento de cañones, aislada del mismo; este edificio de forma cuadrada ocupaba una planta de 6 por 6 metros, con una altura de 2,50 metros; las paredes eran de mampostería de 0,50 metros de espesor y la cubierta a dos aguas, era de hormigón armado y teja; tanto la puerta como las tres ventanas posteriores eran de madera y las contraventanas metálicas, el suelo era de hormigón con entarimado de madera.

        A mediados de los años cincuenta, el probadero se revela a todas luces insuficiente, por lo que es abandonado, trasladándose las pruebas de los cañones a Ulia, primero, y, después, a Jaizkibel. Finalmente, en los años setenta, en el espacio ocupado por dicho probadero se implantará la empresa de máquina herramienta “Talleres Unamuno”.