Isabel II.aren bisita (eu)

    Sorapediatik

    Arrasateko egonaldia[1]

    1845.eko abuztuan Isabel II.a erregina Arrasatera etorri zen, Gesalibarreko[2] bainuetxeko urak hartzera. Berarekin Maria Cristina ama (erreginaordea) eta Maria Luisa Francisca ahizpa etorri ziren. Erreginak hamabost urte zituen artean, eta ahizpak hamahiru.

    Ia pare bat aste egin omen zuen bertan, 16tik 29ra arte. Eta errege-familiarekin batera Espainiako gobernu osoa Arrasatera etorri zenez, aste haietan Arrasate izan zen Espainiako hiriburua.

    Erregina eta familia Monterron jauregian hartu zituzten, eta ia egunero Gesalibarreko bainuetxeea joaten ziren, urak hartzera.

    Honetaz gain, inguruak ezagutzeko aprobetxatu zuen: Arrasate bera, Aretxabaletako bainuetxea, Bergara, Oñati, Soraluzeko arma lantegiak, Deba, Mendaro... Lehen Karlistada (1833-1840) bukatu berria, agintariek bidaia aprobetxatu zuten erregina gaztea hainbat tokietan erakusteko eta "propaganda" edo "marketing" egiteko.

    Azkenik, 29 goizean errege-familia Bilbora abiatu zen. Bertan pare bat egun eman eta gero, irailak lehenean Azkoitiara pasa ziren.

    Soraluzeko bisita

    Eguerdiko geraldia

    Arrasatetik abiatuta, eguerdian heldu ziren Soraluzera, ondo apainduta ordurako. Jose Manuel de Lascurain alkateak, Miguel de Ascaray parrokoak eta Jose Solos Erret Lantegiaren zuzendariak hitzaldi bana egin zuten. Ostean, lantegiko diputatu batek idazkia eman zion erreginari, babesa eskatuz.

    Behereala biztanle guztiek bibaka eta txaloka hasi ziren, herriko musikazaleen bandak Errege Martxa jotzen zuen bitartean. Ostean kanpaien eta etxaferuen hotsak nahastu ziren.

    Erregeak eskatu zuen arma lantegia ikusteko, baina bueltarako laga zuten. Eta erreginak Debako bidea hartzen zuela, bibek era txaloek lagunduta.

    Erregina itzuli artean batzuk gauerako argiteria prestatu zuten, eta gainontzean sokamuturran eta dantzetan aritu ziren ordu luzeetan.

    Mendaroko sakristaua

    JantourIsabel II y los bizcochos de Mendaro

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    Bizcochos de Mendaro ('Historia de la confitería y repostería vasca') y retrato de Isabel II en torno a 1853.

    Isabel II y los bizcochos de MendaroHISTORIAS DE TRIPASAISLa reina protagonizó en 1845 una curiosa anécdota gracias a la cual los dulces típicos de esta localidad guipuzcoana ganaron fama nacional

    ANA VEGA PÉREZ DE ARLUCEAJueves, 11 julio 2019, 17:51

    No podemos tildar los bizcochos de Mendaro de «sabor perdido», pero casi. Que yo sepa solamente se siguen elaborando en un establecimiento a pesar de haber sido, junto con los chocolates de Saint Gerons, emblema gastronómico de este pueblo guipuzcoano desde mediados del siglo XIX. Para que los ubiquen ustedes en la categoría correspondiente de su paladar, piensen que los bizcochos mendaroarras están hechos únicamente de huevos, azúcar, harina y si acaso, una sospecha de aroma de limón, todo cubierto con una delicada glasa azucarada que parece porcelana. Tradicionalmente se consumían acompañando al chocolate a la taza y se hicieron célebres de la noche a la mañana gracias a un episodio protagonizado por la reina Isabel II y el sacristán de la localidad.

    Podemos encontrar el relato original de esta anécdota en el 'Boletín del Ejército', publicación en la que el 10 de septiembre de 1845 apareció una carta relatando la visita que pocas semanas antes habían hecho la reina, su hermana y su madre María Cristina de Borbón-Dos Sicilias a este pequeña municipio del Bajo Deba. «Se hacen en Mendaro unos bizcochos cuya riquísima masa les ha dado tanta fama dentro como fuera del país. Queriendo el ayuntamiento del pueblo hacer un obsequio a la reina, les pareció que el más digno de su excelsa persona era poner en tan reales manos una muestra de la industria del pueblo, y al efecto mandó hacer un gran bizcocho el cual con una corona real encima debía servir para expresar el sentimiento de lealtad y afecto del pueblo de Mendaro.

    Llegó el día y el regidor del pueblo, persona a quien se le encargó pusiese en manos de S. M. el dulce presente, lo hizo dirigiéndole a la reina estas palabras: 'Señora, este viscocho haser en Mendaro para ti, no haser otra cosa en Mendaro, solo haser viscochos… parte éste con la madre'. Hízole a la reina esta arenga mucha gracias, pero más aún en la iglesia al hallar que el regidor, el de la arenga y el sacristán eran tres cargos distintos en un solo hombre verdadero». La 


    Aquí hay que volver a citar la famosa anécdota del sacristán de Mendaro, que en agosto de 1845 obsequió a la reina Isabel II con un gran bizcocho en nombre de la población, con estas palabras: «Señora. Este biscocho haser en Mendaro pa ti. No haser otra cosa en Mendaro. Solo haser biscochos. Parte, pues, esto con la madre».

    Por lo directo, breve y sincero, aquel discurso se le quedó grabado a la reina que, cada vez que se enfrentaba a una de tantos discursos tediosos, solía susurrar a sus íntimos: «Ay, mi sacristán de Mendaro...»



    Se dispuso la iluminacion general de todo el pueblo , y se adoptaron otras medidas con el objeto de alumbrar en lo posible á SS. MM., debiendo ser la noche muy oscura cuando regresasen. Hechas estas prevenciones, los habitantes de Placencia se dedicaron á las diversiones propias del pais, habiéndose corrido una vaca brava navarra por la maroma ; y en seguida hubo bailes públicos, que no cesaron , hasta que á cosa de las ocho y media de la noche se observó la señal de aproximarse SS.MM.; y atoda prima las autoridades covil, eclesiàstica y militar se colocaron a la entrada del pueblo, acompañadas de un gentío inmenso, música, y los diputados de la fábrica con sus banderas : á las nueve y cuarto vino un capitán anunciando que SS. MM. llegarían en breve , y que se dignarían ver la parroquia y la casa de la fábrica ó Real: y en efecto á pocos minutos llegaron SS. MM. y fueron recibidas con el mayor entusiasmo por todo el pueblo, pues bajaron á la calle todos los caseros; estando junto al puente, se apearon del coche , y corrieron á paso acelerado á la parroquia, donde con edificación de todos oraron ante el altar mayor , y en seguida en la capilla de Jesús Nazareno, cuya efigie es obra de mucho mérito. Después pasaron á la casa Real, donde se enteron de las armas que para el ejército se elaboran en esta fábrica , que es la primitiva del reino ; y en seguida se dirigieron para la villa de Vergara , dando gracias á todas las autoridades. Al tiempo que recorrían las calles SS. MM., la casa consistorial, casa Real y las demás de la poblaciòn, estaban iluminadas con el mayor esmero, y muchísimas personas acompañaban á las Reales Personas con hachas de cera y fajos encendidos de paja. Habiendo salido de esta villa SS. MM., los habitantes de ella no cesaron de vitorear por mucho tiempo á la reina Isabel, su augusta Madre y á la Serenisima Señora Infanta ; y el baile continuó por algunas horas en la plaza al son del tamboril.

    Hemeroteka

    1845ko abuztuak 27an Isabel II eta Maria Cristina bere ama Soraluzen egon ziren, bertako Arma Lantegiak ikuskatzeko. Hurrengo egunetan, Tolosako (Okzitania) Journal de Toulousek halaxe jasotzen zuen[3]:

    Isabel erregina eta bere ama Soraluzera heldu ziren 27an, hiri honetako su-armen fabrika ikustera. Iluntzean Arrasate hirira itzuli ziren.
    29 goizean, errege-familiak azken hiri hau utzi zuten Bilbora heltzeko, Elorrio eta Durangotik pasatuz. Erreginak eta infantea Bilbon geratu behar ziren 30 eta 31ean, hilak lehenean Azkoitiara joateko, bertan prestaturik zeukaten geletan lo egitera, Egako Granadako dukearen jauregian, Espainiako handia, erregeen bizkarzaineen kapitaina eta Don Karlosen Gerra ministroa izandakoa...


    La Esperanza (1845/09/06)

    A las doce llegcron las Personas Reales á la entrada del pueblo, donde estaba levantado un arco triunfal de laureles con tina corona de flores. Sobre esta habia un pabellón de fusiles , y los costados hallábanse cubiertos de otras armas de fuego. Los diputados do los cuatro gremios de la fábrica llevaban sus respectivas banderolas, en que figuraban las armas Reales , el nombre de cada gremio , que son de cañonistas, llaveros, aparejeros y cajeros ; y las inscripciones siguientes: «Real fabrica de armas de Placencia», «Placencia siempre fiel á la corona Real.» El pavimento del camino por donde debían transitar sus Magestades y Alteza hasta la parroquia y la casa Real, estaba cubierto de juncos, y todas las casas de la población adornadas de colgaduras varias, según la posibilidad de cada habitante, pero todas limpias y aseadas en extremo. Los señores alcalde D. José Manuel de Lascurain, el Cura párroco y Vicario del partido D. Miguel de Ascaray, y el director de la fábrica de armas, coronel del cuerpo de artillería, H. José Solís, en nombre de las corporaciones á cuya frente estaban, arengaron á SS. MM. y A. con las expresiones mas respetuosas; uno de los diputados de la fábrica entregó á S. M. una exposición haciendo ver el estado de ella, y suplicándola se dignase protejerla. Las Reales Personas los acogieron con amabilidad. En seguida prorumpieron todos los habitantes, que estaban reunidos, en vivas y aclamaciones, y la música de los aficionados de esta villa tocó la marcha Real. Se repicaron todas las campanas , y se tiraron multitud de cohetes. Llegado e! coche de S. M., en medio de tanto regocijo, al puente de comunicación .del pueblo, recordando que en él habia una fábrica de armas, mostró deseos de verla ; pero dejó de hacerlo hasta la vuelta, ordenando que toda la gente se trasladase á la salida del pueblo para Deva , una vez que deseaba ver á S. M. y Real familia, lo cual se verificó asi, continuando sin cesar las aclamaciones, vítores y la música. Se dispuso la iluminacion general de todo el pueblo , y se adoptaron otras medidas con el objeto de alumbrar en lo posible á SS. MM., debiendo ser la noche muy oscura cuando regresasen. Hechas estas prevenciones, los habitantes de Placencia se dedicaron á las diversiones propias del pais, habiéndose corrido una vaca brava navarra por la maroma ; y en seguida hubo bailes públicos, que no cesaron , hasta que á cosa de las ocho y media de la noche se observó la señal de aproximarse SS.MM.; y atoda prima las autoridades covil, eclesiàstica y militar se colocaron a la entrada del pueblo, acompañadas de un gentío inmenso, música, y los diputados de la fábrica con sus banderas : á las nueve y cuarto vino un capitán anunciando que SS. MM. llegarían en breve , y que se dignarían ver la parroquia y la casa de la fábrica ó Real: y en efecto á pocos minutos llegaron SS. MM. y fueron recibidas con el mayor entusiasmo por todo el pueblo, pues bajaron á la calle todos los caseros; estando junto al puente, se apearon del coche , y corrieron á paso acelerado á la parroquia, donde con edificación de todos oraron ante el altar mayor , y en seguida en la capilla de Jesús Nazareno, cuya efigie es obra de mucho mérito. Después pasaron á la casa Real, donde se enteron de las armas que para el ejército se elaboran en esta fábrica , que es la primitiva del reino ; y en seguida se dirigieron para la villa de Vergara , dando gracias á todas las autoridades. Al tiempo que recorrían las calles SS. MM., la casa consistorial, casa Real y las demás de la poblaciòn, estaban iluminadas con el mayor esmero, y muchísimas personas acompañaban á las Reales Personas con hachas de cera y fajos encendidos de paja. Habiendo salido de esta villa SS. MM., los habitantes de ella no cesaron de vitorear por mucho tiempo á la reina Isabel, su augusta Madre y á la Serenisima Señora Infanta ; y el baile continuó por algunas horas en la plaza al son del tamboril.

    NOTICIAS D E MADaiD ,

    1. Isabel II heldu zen Arrasatera, 1845ean. Josemari Velez de Mendizabal Azkarraga (Euskonews 2013).
    2. Santa Ageda.
    3. La reine Isabelle et son auguste mère se sont rendues le 27 à Placencia pour visiter la manufacture de armes à feu qui existe dans cette ville. Le soir elles sont rentrées à Mondragon. Le 29 matin la famille royale a quitté cette derniere ville pour se rendre à Bilbao, en passant par Elorrio et Durango. Les reines et l'infante devaient séjourner le 30 et le 31 à Bilbao, et se mettre en route le 1er pour venir coucher à Azcoitia oú des appartements leur ont été preparées dans le palais du M. le duc de Granada de Ega, grand d'Espagne, ancien capitaine des gardes de corps et en dernier lieu ministre de la guerre de D. Carlos... (Journal de Toulouse: politique et littéraire 1845/09/02).